Un profesor que le apasiona lo que enseña, es un tesoro que muchas veces no es valorado.
Algunos directivos o administrativos de escuelas no ven esto y solo se preocupan por sus "ingresos económicos" o "prestigio" y al profesor que sabe y le gusta enseñar, lo relegan como un objeto.
¡Ánimo profesores! Si tú estás en esa situación solo recuerda que la huella que has dejado en tus alumnos no tiene precio.
Recordamos a las personas por lo que hicieron en nuestras vidas, porque tocaron nuestras fibras sensibles y nos impulsaron a tomar decisiones correctas y no por el dinero que hicieron o por lo bienes materiales que obtuvieron.
Angel Hernández
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