viernes, 29 de septiembre de 2017

¡Somos las neuronas del planeta!

Por: Angel Hernández

Desde siempre los antiguos, en diferentes culturas y civilizaciones han sabido que este planeta que habitamos es un ser vivo. Algunos lo han llamado "Gaia".
Por ejemplo, Grinberg (1991), concluye en sus experimentos para demostrar la interacción entre los cerebros humanos, que TODOS los cerebros están interconectados y esa red podría ser muy bien, la estructura anatómica de un cerebro más grande, el cerebro de "Gaia", el cual es la estructura física y energética de la conciencia planetaria.
En palabras sencillas, todos nosotros con nuestro cerebro y conciencia, estamos conectados unos con otros, de la misma manera como se conectan las neuronas en nuestro cerebro.
¡SOMOS LAS NEURONAS DE LA TIERRA!
El desarrollo de nuestra conciencia, influye directamente en el desarrollo de la conciencia de los demás y en el crecimiento y madurez de nuestro planeta.
Por otro lado, también la inconsciencia, influye en que los demás sigan viviendo en la obscuridad del pensamiento, encajonados en lo conocido, en lo "controlado" y en la rutina, lo que impide el crecimiento mutuo y global.
En estos momentos difíciles en México, la unidad y solidaridad demostradas, son el mejor y mayor reflejo de la madurez e incremento de la conciencia, lo que viene a ser una medicina para los mexicanos y en general para el planeta.
He escuchado diversas teorías en las redes sociales, donde se adjudica, que los mexicanos por hacer los mega simulacros a nivel nacional, han sido los causantes del terremoto el pasado 19 de septiembre, igual que ocurrió en 1985. Para todos aquellos, les quiero comentar que esas prácticas se realizan como educación para la protección civil, para saber qué hacer en una zona altamente sísmica y nunca como un ritual o aniversario de lo ocurrido en 1985.
El hecho de que la tierra tiemble no depende de la conciencia de unas cuantas "neuronas mexicanas", sino de las neuronas a nivel global, por lo que TODOS somos corresponsables de lo que ocurre, no solo con los terremotos, sino con todas las manifestaciones de la naturaleza.
Para todos aquellos que desde el punto de vista religioso, perciben estos acontecimientos como "señales apocalípticas", o señales del "fin del mundo", aplica lo mismo, depende del nivel de conciencia desarrollado, de las ideas aprendidas por dogmas “incuestionables” y la conciencia desarrollada. Muchas de estos “signos”, son utilizados para atemorizar y controlar a las masas y no para provocar la cohesión. Las teorías de la creación del mundo son diversas y no todas hablan de un principio y de un fin como se nos ha enseñado a la mayoría. El hecho de que sean la únicas que se les conozca o a las que más se les ha hecho publicidad, no significa que sean las únicas.
En fin, como neuronas independientes y a la vez interdependientes, debemos incrementar nuestra conciencia, no solo con reflexiones, interiorizaciones o meditaciones, sino con acciones que vayan en línea con nuestros mejores deseos y nuestras más grandes virtudes, en pro de una humanidad a favor de la unión y de lo único que puede preservar la vida y la evolución que es el amor.

Fuente:

Grinberg, J. (1991). Fluir en él sin yo. México: Instituto Nacional Para el Estudio de la Conciencia A.C.

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